De la carne nace un incansable deseo de desfiguración. En mi cuerpo ácido, con tus uñas dulces. Tus llagas invisibles, tomadas con una mirada imperceptible (bien seca, con sabores a roble). Te podría decir tómame, acudiendo a alguna frase hecha, medio intelectual, que tenga que ver con vino. Podría gritar mi deseo absurdamente desesperado y fabricado. Prefiero tocarte, sonrojate con la que no conoces, te lo digo con otro acento para que creas que estas conquistando otros mundos. No te dejes convencer, juega conmigo. Desnudaré mis frases hechas.
1 comentario:
"en mi cuerpo ácido, con tus uñas dulces" me gustó sólo tanto, pues sí ya dejemos atrás esas frases hechas. Se te quiere!
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